Hola! Hoy les traigo un nuevo cuento que escribí hace muchos años ya, y es de mis preferidos. Espero que les guste!
El tren ya se acercaba. El muchacho que se encontraba a mi lado parecía estar algo agobiado, pensé que quizás habría tenido un día duro de trabajo, como la gran mayoría de los que estábamos allí presentes. Y para variar, un día más, nos tocaba viajar como chinos. Cuando más cerca se encontraba el tren, parecía estar más nervioso, temblaba, y sus ojos se llenaban de lágrimas. Comencé a pensar que habría tenido algún conflicto con algún amigo, o alguna novia, nada que no tenga solución. Pero me equivoque. Ya no quedaba nada para que el tren llegara al andén, y en ese momento, fue cuando el muchacho rompió en llanto, y con un paso muy seguro, y muy acobardado a la vez, se tiro a las vías. Acababa de ser cómplice de un suicidio. En ese momento se me pasaron miles de cosas por la cabeza, tanto ideas, como preguntas. ¿Realmente esa era la mejor solución a sus problemas? Por más graves que sean, no podía entender como una persona pudiera optar por eso. Empecé a pensar en su familia, ¿De qué modo se iban a enterar? ¿Cómo reaccionarían, o cuanto les afectaría?.¿Y si en realidad, su problema era su familia? ¿O si no tenia familia, y se sentía solo por eso? Ninguna de mis preguntas parecía tener respuesta alguna. Estaba shokeada, solo escuchaba letras sueltas, que parecían no llegar ah formar ninguna palabra. Veía gente corriendo a mi alrededor, pero yo estaba ahí parada, como si todavía estuviera esperando el tren, no podía creer lo que acababa de pasar. ¿Por qué lo había echo? Se lo veía tan joven, con tantos años por vivir. Empecé a sentir alguien que me agarraba de la cintura y me sacaba del lugar, pidiéndome que por favor me corriera, pero igualmente, yo seguía sin reaccionar. Me sentaron en las escaleras, un oficial se acerco a mi para ofrecerme un vaso de agua, y preguntarme si quería que llame a algún familiar. Con la voz entrecortada le pase el número de mi papá, el que muy rápidamente llego al lugar para llevarme de vuelta a casa. Mi papá era como mi mejor amigo, con él pasaba muchísimo tiempo, el cual disfrutaba mucho y le contaba todo.
Al volver a mi casa, seguía temblando, con la mirada en un punto fijo, tenia un nudo en la garganta de angustia que crecía cada vez más, me cayeron dos o tres lagrimas, pero el shok era tan grande, que ni siquiera podía llorar.
Se me empezó a pasar mi vida entera por la cabeza. Desde mi infancia, hasta mis 25 años recién cumplidos. Ya tenia toda una vida echa, el secundario terminado, tenia mi grupo de amigos, incluso ya concurría a la universidad de medicina, como así lo había deseado desde pequeña. Se me veía una persona muy alegre y feliz, parecía llevar una vida perfecta. Pero sin embargo, había sufrido tantas perdidas desde ser apenas una recién nacida. La gente más importante para mi, fue la que menos tardo en irse. Pero yo me veía obligada a seguir, porque así me habían criado. Siempre que caigas, tenes que volver a levantarte, y seguir adelante. Ponerle el pecho a las balas, y sonreírle a la vida. Peleando por tus sueños y por llegar a tus metas siempre.Y a pesar de todos mis sufrimientos, para mi siempre fue así. Nunca se me hubiera ocurrido suicidarme, nunca se me cruzo por la cabeza nada al respecto. Era por eso que se me hacía difícil poder entender a aquel muchacho. Y las dudas iban siendo cada vez más, y las respuestas parecían estar cada vez más lejos. ¿Y si hubiera notado que le pasaba algo más que un duro día de trabajo, y le preguntaba qué le pasaba? Se me pasan miles de posibles respuestas por la cabeza, y me enferma el no saber cual es la correcta, ni siquiera se si la respuesta que me hubiera dado él, se me esta ocurriendo a mi en este momento. Por momentos me sentía culpable, culpable de no haber echo nada.
A medida que iban pasando los días, la angustia cada vez se me hacía más insufrible. Necesitaba que alguien me diera una respuesta, a alguna de mis tantas preguntas, a la pregunta que sea, pero una respuesta en fin.
Deje la universidad, deje mi sueño. Ya ni siquiera salía con mis amigos, empecé a tratar mal a mi papá, sin sentir nada de culpa. No había un solo día que no me hiciera una pregunta a mi misma, aún sabiendo que nunca iba a encontrar una respuesta. Quería poder comunicarme con su familia, la cual tampoco sabia si existía.
Ya paso un año de aquel echo, y lo sigo teniendo grabado, como si hubiera pasado recién. Deje de ser la chica alegre, la positiva. Empecé a sufrir de depresión. Estaba medicada. Cada vez me hacían menos efecto los medicamentos. Me empecé a cortar, me daban calmantes, pero ya ni ellos me calmaban del dolor que sentía dentro mío.
Deje las dudas a un lado, para empezar a pensar, cómo sacármelas, cómo poder responderlas. Habían dos dudas que eran las más importantes, las que más me atormentaban. ¿Qué habrá sentido la familia cuando se entero? ¿Qué habrá sentido él, al momento de tirarse?. Por ahora me saque solo una duda. Ahora solo me queda encontrarle una respuesta a la primer pregunta.
Ya saben que pueden mandarme sus cuentos si quieren que los publique (ver contacto acá).Los cuentos serán publicados de forma anónima si así lo desean!
Que tengan un hermoso viernes y fin de semana.
Muchos besos, Mar♥
